La relevancia es cuando el educador es entonces un ser privilegiado en la
construcción no sólo de la cultura, sino, como consecuencia de ella, de la sociedad, de la
manera cómo sus estudiantes ven al mundo, de la distintas perspectivas con que
interpretan a este mundo, a la sociedad y a su existencia social e individual que otorgan
un orden a su convivencia naturalmente gregaria.
El compromiso social del docente debe ser capaz de incorporarse a la sociedad, a
la interacción con otras personas y a la institucionalidad que las organiza, para estar en
condiciones de "convertir a la escuela en primer espacio público del educando,
creándole posibilidades de percibir, vivir y actuar. Además, el docente se va a encargar
de que sus estudiantes reciban el capital cultural en la medida que les corresponda, de
manera de que se cumpla en ellos la función que les asiste en el entramado social; pues
bien, para que ello sea posible, este docente debe haber definido para sí, y para sus
educando, su particular posición frente a la circunstancia histórico-cultural que enfrenta,
debe adherir a algún sentido para su propia labor como educador.
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