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Los códigos de ética profesional de la educación en Venezuela y el mundo


En Venezuela, se trata de un código de ética breve, que establece en cuatro 

capítulos el comportamiento que debe observar el docente, cumplir con los deberes y

derechos en general del profesional de la educación; actuar con estricto apego a las 

leyes; cumplir con eficiencia su misión; realizar actividades de superación personal y 

participación comunitaria.

Por otro lado, es preciso resaltar los innumerables cambios y transformaciones 

que han ocurrido en Venezuela en los últimos veinte años, tanto en materia jurídica y 

legislativa, como de índole educativo, político y social; razón por la cual se considera 

oportuno realizar una resignificación exhaustiva, una revisión, reflexión y discusión, del 

código promulgado el 29 de junio de 1988, por el colegio de profesores de Venezuela, 

para adaptarlo a la era digital en la cual vivimos actualmente.

A nivel mundial, los Códigos éticos están orientados a regular o normar la 

conducta y comportamiento moral de las personas en un determinado campo o 

profesión, por ello se vinculan al contexto histórico, con la época que se vive, donde se 

espera que lo establecido responda a las prácticas y costumbres del momento. El código 

de ética de los profesionales de la docencia estan estrechamente vinculado con las 

realidades sociales, donde se exponen las competencias, el perfil y el compromiso que 

deben asumir los docentes frente a los educandos, familia, escuela, comunidad, sociedad 

y país.

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Los códigos de ética profesional, su historia y sus principales mitos

Código de Ética Profesional: es el sistema normativo, que considera las  responsabilidades y obligaciones que se imponen al profesional. Por lo tanto, el docente venezolano está en el medio, y en muchas ocasiones, inmerso en esa crisis, la cual vive  como ciudadano, pero en su rol de docente debe intervenir y contribuir a través del  ejercicio de su función a reorientar a los ciudadanos hacia una concepción más  humanizadora, donde imperen los valores de justicia social, solidaridad y el bien  común. Por ello, la Federación Nacional de profesionales de la docencia, a través del  colegio de profesores de Venezuela, en el año 1988, consideró que si la ética estaba  relacionada con la cultura del pueblo, el profesor debía responder a su labor como  servidor público, en beneficio del colectivo, apegada su actuación a los principios éticos  que expresaba la Constitución de Venezuela para el año 1961. En dicho código firmado  y refrendado el 29/7/1988, sede de la convención extraordinaria de

Deberes y derechos del docente con la profesión, con los colegas, con los estudiantes, padres y representantes, comunidad interna y externa

El Código de Ética del Profesional de la Docencia en el Capítulo I de los deberes y derechos en general del docente con la profesión está tipificado en los siguientes artículos: Artículo 1º: Proceder con desinterés, lealtad, veracidad, eficiencia, discreción, honradez y probidad. Artículo 2º: Preservar la independencia en sus actuaciones profesionales respetando la Constitución y demás Leyes de la República. Artículo 3º: Preservar el respeto a su dignidad personal y profesional. Artículo 4º: Cumplir a cabalidad las normas del presente código. Artículo 5º: Asistir y ser puntual en el cumplimiento de su deber. Artículo 6º: Mantener una vida pública y privada ejemplares. Artículo 7º: Ser un buen ciudadano y cumplir con todos sus deberes cívicos. Artículo 8º: Entender que su labor es de servicio público y no de carácter lucrativo. Artículo 9º: Mantenerse informado acerca de los adelantos científicos y técnicos de su área. Artículo 10º: Contribuir y defender el desarrollo pleno de la

Reflexiones

Finalmente, lo expuesto lleva a pensar que la sociedad venezolana necesita y  requiere un docente comprometido poseedor de características y actitudes personales que le permitan interpretar y desempeñar a cabalidad su rol en la sociedad, y ser además modelo de excelencia a toda la población venezolana. Por ello, se plantea la generación de una discusión franca y abierta entre los sectores del país involucrados en el quehacer educativo, como son: el magisterio, las universidades, las comunidades, los gremios educativos, los colegios de profesores del país, el Ministerio del Poder Popular para la Educación y los dirigentes gubernamentales. En fin, una gran parte de las fuerzas vivas que forman el Estado, para la pronta discusión y construcción de un nuevo código de ética profesional docente que responda a las necesidades actuales, congruentes y pertinentes con la sociedad, y que además pueda ser divulgado, valorado y reconocido entre los profesionales de la docencia.